Este libro es uno de los textos de referencia académicos utilizados en la mayor parte de Universidades españolas. En el apartado de aplicaciones, el Gran Maestro de ajedrez, Miguel Illescas y el catedrático Luís Ángel Guerras Martín realizan sendas comparativas (aplicaciones 1.1 y 1.2, respectivamente) vinculando el ajedrez en el contexto del «juego de la competencia empresarial» con el objetivo de reflejar de forma sencilla y clara lo que es la estrategia empresarial y se pueda comparar con otros juegos de estrategia bien conocidos.
Aplicación 1.1: El Ajedrez y la Estrategia empresarial

Miguel Illescas
El Ajedrez es un juego milenario, considerado como el paradigma de la inteligencia en general, y de la estrategia en particular. Bancos, marcas de coches y otras empresas lo utilizan constantemente como reclamo. El ajedrez trata de recrear un enfrentamiento militar, por lo que ofrece a sus practicantes la posibilidad de convertirse durante la partida en generales, al mando de un ejército de peones y piezas que desarrollan su acción sobre el tablero, conforme a un conjunto de reglas previamente establecidas. El hecho de que no intervenga el azar y de que la dificultad inherente al juego se sitúe en los límites de la capacidad de la inteligencia humana, colocan al ajedrez en una posición de superioridad respecto a prácticas similares. Este juego, combinación de deporte, ciencia y arte, ofrece una triple vertiente formativa de gran valor práctico: formación intelectual (memoria, lógica, etc.), formación del carácter (toma de decisiones, gestión del éxito y del fracaso, etc.) y formación en valores (respeto a las reglas, al rival, etc.).
Aunque el ajedrez contiene un elevado contenido táctico y de cálculo, la verdadera maestría se alcanza con el dominio de los conceptos estratégicos. En el plano estratégico, el ajedrez provee dos tipos de enseñanzas: genéricas y específicas. Entre las genéricas destacamos entre otras la necesidad del estudio profundo del presente: el jugador debe recopilar toda la información acerca de la posición actual y evaluarla en profundidad antes de abordar el estudio de jugadas concretas. El trabajo con análisis y escenarios múltiples, así como el desarrollo del hábito estratégico son también algunas de las muchas aportaciones que nos ofrece este juego.
Las enseñanzas específicas son asimismo muchas y variadas, pudiendo siempre establecerse un claro paralelismo entre la actividad estratégica ajedrecística y la actividad estratégica de carácter general, por lo cuál encierran un gran valor en su aplicación al campo de la estrategia empresarial. Algunos ejemplos de enseñanzas específicas serían:
- Anticipación al movimiento del rival: procedimientos inductivos y deductivos; cada jugada obedece a un plan, nuestro plan induce nuestra jugada mientras que de la jugada del rival debemos tratar de deducir su plan. Los planes deben adaptarse a cada nueva situación mediante un proceso de reevaluación y análisis retroalimentado.
- Aprovechamiento de puntos débiles: estrategia de concentración de fuerzas; tras el previsible equilibrio entre ataque y defensa, uso de la libertad de acción para abrir un nuevo frente que no pueda ser atendido a tiempo por el oponente.
- Principio de control del centro y acciones en el mismo: contrarrestar ataques de flanco mediante un oportuno contraataque en el centro. Estabilizar el centro antes de emprender operaciones laterales.
Los campeones mundiales son los exponentes más significados del desarrollo de la estrategia ajedrecística. Decía Steinitz: “Sólo se debe atacar cuando se tiene ventaja”, Lasker: “Se trata de encontrar la mejor jugada contra un rival específico, teniendo en cuenta sus características y estilo de juego” o Capablanca: “La transformación de la ventaja es una de las principales armas del bando fuerte: hay que procurar lograr ventajas cada vez mayores y más permanentes”. Así, durante siglos, se han ido estableciendo las leyes estratégicas que rigen en el universo ajedrecístico. Esas leyes son extrapolables a cualquier ámbito de la actividad humana en que se enfrenten voluntades por medio de la inteligencia. Tal es el caso de la estrategia empresarial.
- Autor: Miguel Illescas, Gran Maestro Internacional de Ajedrez
- Entrenador del Campeón Mundial Vladimir Kramnik y Director de la escuela EDAMI (www.edami.com)
Fuente
- Guerras Martín, L.A.; Navas López, J.E. (2015): «La dirección estratégica de la empresa. Teoría y aplicaciones», Thomson Reuters-Civitas, Cizur Menor, 5ª edición, p. 40.
- Para más información: www.guerrasynavas.com
Aplicación 1.2: Los juegos de estrategia y el juego de la competencia empresarial

Guerras Martín, L.A.; Navas López, J.E.
Son bien conocidos los juegos de estrategia fuera del ámbito empresarial. Algunos ejemplos de juegos de estrategia son el ajedrez, el Monopoly o los deportes de enfrentamiento entre equipos como el fútbol. Todos ellos comparten algunas características como, por ejemplo, la existencia de más de un jugador, el control parcial del juego o la consecución de un objetivo que determine el ganador. Pero también hay importantes diferencias que hacen que el juego competitivo empresarial sea notablemente más complejo que el resto.
En cuanto al número de jugadores, en el ajedrez participan dos jugadores. Lo mismo ocurre con el fútbol ya que cada equipo compite contra otro. En el Monopoly, sin embargo, el número de jugadores es variable, entre dos y seis. En el juego empresarial, el número de jugadores puede ser muy elevado, tantos como competidores haya, e incluso indeterminado ya que en muchos casos no es posible conocer a todos los competidores existentes en un marco de competencia global. Además, los jugadores pueden ir entrando y saliendo del juego, conforme las empresas entran al sector o lo abandonan.
Las reglas del juego son sencillas y determinadas en el ajedrez y, aún así, el juego es complejo. Algo similar ocurre con el Monopoly si bien el juego es menos complejo. En el caso del fútbol, las reglas están predeterminadas pero se someten a la interpretación de los árbitros lo que a veces genera disputas entre los equipos. En el juego empresarial, las reglas están pobremente definidas en la mayoría de los casos. Las leyes de cada país son una referencia pero la entrada de nuevos competidores o la innovación, modifican muchas veces sobre la marcha las reglas del juego competitivo.
El contexto del juego o entorno influye en todos los juegos. La presión del ambiente en los estadios o, incluso, en una partida de ajedrez, es algo bien conocido. Sin embargo, el entorno tiene una mayor influencia en el juego empresarial ya que intervienen numerosas variables o factores tales como las decisiones políticas, los movimientos de los competidores, la normativa medioambiental, las decisiones de clientes y proveedores, etc. Como consecuencia de lo anterior, existe un control parcial del juego en todos los casos ya que cada jugador controla más o menos lo que él va a hacer pero no controla ni a los otros jugadores ni otros elementos del juego. El hecho de que en el juego empresarial haya numerosos jugadores y que el entorno sea tan influyente, hace que la capacidad de control del juego de cada empresa sea reducida.
La duración del juego también es algo que diferencia a unos juegos de otros. Mientras que en el ajedrez o en el Monopoly, el tiempo es variable, en el fútbol es fijo, en torno a 90 minutos por partido, salvo prórroga añadida. Sin embargo, en el caso del juego empresarial, el tiempo es indeterminado e indefinido. Se juega mientras haya jugadores, es decir, mientras haya empresas en un determinado sector industrial, por lo que raramente el juego tiene un final, salvo para las empresas que abandonan.
Finalmente, es preciso definir el objetivo del juego. En el ajedrez, el objetivo es hacer “jaque-mate”, jugada que consiste en comer la pieza del rey del otro jugador. En el caso del fútbol, para cada partido, el objetivo del juego es meter más goles que el contrario. En el Monopoly, se trata de eliminar progresivamente al resto de jugadores arruinándolos, ganando el juego aquel que sobreviva a todos sus competidores. En el caso del juego empresarial, no suele haber un ganador final, al no tener una duración definida. Podemos decir que en cada momento puede haber alguien que vaya ganando y casi nunca alguien que gane siempre. En general, la empresa que consigue crear más valor para los accionistas es la que ganaría el juego en ese momento. Pero esto puede cambiar de un año para otro.
En definitiva, el juego competitivo empresarial tiene varias cosas en común con otros juegos de estrategia. Pero, por lo general, es un juego mucho más complicado de jugar dadas las características específicas que lo diferencian: un número alto de jugadores pero indeterminado y variable, reglas del juego complejas y cambiantes, contexto o entorno complejo y lleno de incertidumbres, muy escaso control del juego y duración indefinida.
- Autores: Luis Ángel Guerras Martín y José Emilio Navas López.
Fuente
- Guerras Martín, L.A.; Navas López, J.E. (2015): «La dirección estratégica de la empresa. Teoría y aplicaciones», Thomson Reuters-Civitas, Cizur Menor, 5ª edición, p. 42-43.
- Para más información: www.guerrasynavas.com